Clemente Mur (nacido el 10 de no- viembre de 1927), enfermo de tu- berculosis, anhelaba el sacerdocio ministerial, pero murió antes de ser ordenado.
Unos días antes de su muerte (15 de julio 1970) dijo: Muero con ganas de ser sacerdote… Si de algo ha de servir mi muerte, la ofrezco para que mis compañeros lleguen a serlo…
En su recuerdo se organizan plegarias por las vocaciones cada día 15 de mes. Confiamos a Dios nuestro deseo de que haya nuevas vocaciones al seguimiento de Cristo.
Sacerdocio ordenado y sacerdocio bautismal
Somos conscientes que Jesús cambió radicalmente la concepción del sacerdocio. Antes, la función del sacerdote era hacer de inter- mediario entre el pueblo y Dios, mediante ritos y sacrificios. Para Jesús, el único sacrificio posible es el don de uno mismo.
El primero en darse, es Dios. Ya no es el pueblo que tiene que hacer regalos o sacrificios a Dios para obtener su favor.
Es Dios que se da a la humanidad.
Siguiendo a Cristo estamos todas y todos llamados a darnos, a ha- cer don de nuestra vida. Eso es lo que se llama el sacerdocio bau- tismal, sacerdocio de la Nueva Alianza, que recibimos en el bautis- mo. (Somos ungidos Rey, Profeta y Sacerdote). Dentro del pueblo de Dios, hay algunas personas que son sacramento (signo) de este darse: el sacerdocio ministerial o sacerdocio ordenado.