En el Santuario de Santa Eulalia de Vilapicina estamos de fiesta. Ahora hace justo 50 años que se reabrió al culto después de décadas. El edificio se había ido deteriorando y la capilla permanecía cerrada. El entonces rector de la Parroquia de Santa Eulalia, le encargó a Alfredo Rubio el cuido del Santuario. Era un lugar ideal de formación pastoral para los jóvenes alumnos de la Casa de Santiago. Después de mucho trabajo y esfuerzo, el 12 de febrero de 1969, festividad de santa Eulalia, el Santuario abría sus puertas nuevamente. Han pasado ya 50 años.
Ha sido un tiempo de una gran riqueza humana y espiritual, de aprendizajes, de convivencia fraterna, de estrechar lazos de amistad, de hacer y sentirnos comunidad. Nos sabemos bendecidos por Dios y tiernamente acompañados por santa Eulalia. Miramos hacia atrás con memoria agradecida y hacia adelante, con alegría, esperanza y entusiasmo.
Una buena efemérides, bien merece una buena celebración. Por ello, y dentro del cincuentenario, durante todo un año disfrutaremos de diversas actividades. El acto inaugural tuvo lugar el pasado 2 de febrero. Jaume Aymar nos presentó un estudio muy detallado e interesante sobre la historia de santa Eulalia y del Santuario. Ester Romero nos habló de este último período de 1969 a 2019, de los cuales los primeros once años se encargaron los miembros de la Casa de Santiago y a partir de 1980 la Asociación Grupo Claraeulalias. Contamos también con el testimonio de Anna Maria Ollé y de Lourdes Flavià. Por su parte, Ignasi Planasdemunt, nos obsequió con unas bellas pinceladas musicales de clarinete. Acabamos con unos brindis por parte de algunas personas significativas, como Fermín Manteca, que estuvo de responsable muy en los orígenes y que estuvo feliz de participar en la fiesta.
Fue un acto entrañable, donde afloraron muchos recuerdos. Nos sentimos privilegiados de formar parte de esta pequeña comunidad que tanta vida nos ha aportado y nos sigue aportando.