En aquest Tercer diumenge d’Advent hem preguntat a unes amigues vingudes de l’orient a compartir fe i vida amb nosaltres, què era per a elles l’esperança. Us compartim la seva resposta:
La esperanza es una fuerza interior que nos impulsa a mirar más allá de las dificultades del presente, confiando en que el futuro puede ser mejor. No es simplemente un deseo de que las cosas salgan bien, sino una convicción profunda de que, a pesar de los desafíos, hay razones para seguir adelante.
Desde la perspectiva de la fe, especialmente en la vida cristiana, la esperanza va más allá de las circunstancias terrenales. Es la certeza de que Dios camina con nosotros, de que nuestras vidas tienen un propósito y de que, al final, el amor, la bondad y la justicia triunfarán. La esperanza nos invita a confiar en que, aunque no siempre entendamos el “por qué” de lo que nos sucede, Dios está trabajando en algo bueno, incluso en medio del sufrimiento.
La esperanza es como una luz que, aunque sea pequeña, ilumina el camino en la oscuridad. Nos da la fuerza para perseverar, para ayudar a otros, sabiendo que cada paso nos acerca a algo más profundo.
María Clara Esperanza, por el nombre del grupo, ya se puede percibir cuán importante es el tema de la esperanza para todos nosotros. En esta época, se nos pide que seamos testigos de la esperanza, sea faro en medio de la inundación, llevando la luz de Cristo al mundo e iluminando la vida. Como dice el P. Alfredo Rubio, el faro en medio de la inundación mundial permite que la gente vea la luz, y la bandera de Paz y Alegría, el Amor da Paz y Alegría y éstas, a su vez, ¡Amor!
En fin, queremos concluir la reflexión con la lectura de hoy, carta de San Pablo a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca”.