María, Madre de la Claraesperanza, en esta mañana de Sábado Santo, después de haber acompañado a Jesús en su pasión, venimos para estar cerca tuyo, en el más profundo silencio y con un gran deseo en el corazón: que nos infundas tu fe fuerte e indestructible en Dios.
Venimos cansados, doloridos. Llegamos a esta Semana Santa del 2021 después de un año en el que todos, quien mas quien menos, pero todos, hemos sentido de cerca la enfermedad, la muerte, el dolor de los que se quedan sin trabajo, sin hogar, sin los mínimos para seguir viviendo… personas queridas que sufren al borde de perder la esperanza.
María, Madre, ayúdanos a mantener viva esa llama de esperanza, que todo ser lleva en su interior. Tú, aun en los momentos mas difíciles, con tu hijo muerto en tus brazos, confiaste en que Dios no te iba a abandonar, que ahí no acababa todo.
María, tu fe nos corre la piedra del Sepulcro y nos devuelve la vida.
¡Oh! María, en ti la esperanza es una actitud vital, no dudas ni puedes dudar, es tu forma de vida. Tú guardabas todas las cosas en tu corazón de madre y, siempre fiel a lo que el ángel Gabriel te anunció, supiste estar al pie de la Cruz hasta el final.
¡Oh! María, danos clara esperanza para que nuestros rostros sean portadores de la luz misteriosa de la Resurrección y nuestras acciones sean verdaderas obras de misericordia.
¡Oh! María, tú amas a toda la humanidad desde que, al pie de la Cruz, oíste decir a tu Hijo: “Mujer ahí tienes a tu hijo”. Todos somos tus hijos bien amados. Y con nosotros caminas, dándonos paz, fuerza y coraje cuando decaemos. Eres fuente de nuestra alegría.